martes, 1 de marzo de 2011

Plagiocefalia

Todo empezó con una plagiocefalia. Santi siempre ha sido un niño muy tranquilo. Quietecito en su cuna no solía moverse y dormía con la cabeza apoyada del mismo lado. Así, su cabeza se deformó, se aplastó el lado que estaba siempre apoyado. En la revisión de los cuatro meses se lo comenté a la enfermera pero ella me tranquilizó. Me dijo que eso era muy normal y que no debía hacer nada para corregirlo que se quitaba solo. Al llegar a la revisión de los seis meses la cosa cambió, la pediatra me comentó que su cabeza estaba demasiado deformada y que debía llevarle a la consulta de cascos. Vaya cambio, del “no tienes que hacer nada que se quita solo” al “corre que el tiempo apremia, a cascos cuanto antes…” En ese momento pensé: “culpa mía tenía que haber consultado antes con la pediatra y no haberme conformado con las palabras de la enfermera…”.
Lo peor fue la espera, tres meses para citarnos en cascos. Así, el niño llegó a su primera consulta con nueve meses y todo fueron prisas. La cantidad de veces que he tenido que oir la frase: “uff que mayor está, tendría que haber venido antes…” A pesar de ello, todo fue bien, con el casco la forma de la cabeza se corrigió. Elegimos Orto sur, una ortopedia que se encuentra en Getafe. La escogimos porque de todas las que consulté ésta era la más económica. Nos trataron muy bien, teníamos revisiones periódicas con un técnico muy cariñoso y amable. El tiempo que duró el tratamiento estuvimos muy contentos.
El técnico nos decía que con frecuencia los niños rechazan el casco, que no les gusta y se lo quitan. Santi debía llevarlo 22 horas al día, sólo se lo debíamos quitar un poco para descansar. A mi hijo nunca le ha gustado llevar nada en la cabeza, le poníamos una gorra y al segundo estaba en el suelo. Me preocupaba cómo iba a aceptar el casco y me mentalizaba para regañarle cada vez que se lo quitara y acostumbrarle (o más bien obligarle) a llevar el dichoso casco. Qué sorpresa me dio Santi cuando se lo colocamos y nos dedicó una sonrisa de oreja a oreja. Allí estaba, con su casco casi todo el día puesto y él tan campante, no le importaba llevarlo, ni se quejaba ni se lo quitaba. Qué suerte que lo aceptara tan bien. Ahora pasado el tiempo su cabeza está fenomenal, ya no se le nota aplastada. Un problema menos…

1 comentario:

  1. Hola Zita,
    A mi hijo nada más diagnosticarlo le pusieron un corsé rígido para intentar corregir la cifosis de la columna.Era un corsé de plástico con unas correas que le inmovilizaban todo el tronco y lo llevaba también 22 horas al día...Como Santi,se adaptó enseguida y no le importaba llevarlo,aunque le limitara muchísimo la movilidad..
    Ya verás que éstos niños son muy especiales y que nunca dejan de sorprendernos.

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