miércoles, 3 de enero de 2018

La cpap

Hace tiempo que tenemos una cpap en casa. Quique hace apneas de noche y dormir con oxígeno podría ayudarle a tener menos despertares. Descansaría mucho mejor de noche. Pero ya sabemos que Quique no se lleva nada bien con ninguna máquina y menos con una mascarilla rígida y abultada en su nariz durante toda la noche. Así que hemos tenido esa máquina casi de adorno en la mesita de noche. Hasta ahora, las apneas eran más bien leves y la cpap no era tan necesaria. La neumóloga nos la recomendó para que se fuera acostumbrando a ella porque en ningún caso le iba a perjudicar y sí beneficiar. 
La última prueba del sueño reveló que las apneas son más frecuentes. Ahora sí es necesario el uso de la cpap. Pero Quique sigue sin aceptar esa máquina. Y yo lo entiendo, es incomodísimo dormir con una mascarilla en la nariz que te impide coger tu postura preferida y es que Quique duerme boca abajo.
Tenemos claro que al peque le vendría muy bien dormir con la cpap pero no sabemos cómo hacer para que la acepte.
Casi no pudimos ni probársela en el hospital. La llevamos la semana pasada para que la revisaran y comprobaran si la mascarilla que tiene aún le sirve. Cuando la enfermera la comprobó y vio que no había uso registrado ya se puso en plan, "ya están estos padres dejando hacer a sus hijos lo que les da la gana y no cumpliendo con la recomendación del médico". 
- "Es que está a cero el uso" - decía la enfermera con tono despectivo, - "ni siquiera lo habéis intentado". 
¿Qué no lo hemos intentado? Cuando no se puede, no se puede. Quique no te deja ponerle la mascarilla y si le sujetas para ponérsela, se la quita al segundo. ¿Que quieres, que le sujete durante toda la noche para que no se la quite? ¿Que le ate para dormir? ¡Venga ya! ¡Dile que debe dejársela puesta, a ver si lo entiende! 
Así que la dejamos sola ante el peligro. No movimos un solo dedo para ayudarla a probarle la mascarilla y ella sola se dio cuenta de que hay cosas que son muy difíciles con Quique. Y que no vale un "Quique hay que hacer esto" porque nuestro peque no lo entiende. 
Sinceramente, disfrutamos mucho viendo como Quique vacilaba a la enfermera y ella no sabía cómo hacer para probarle la mascarilla. Después de un ratito la ayudamos, al menos para comprobar que la mascarilla era de su talla y la máquina funcionaba correctamente. 
- "Poco a poco, a ver si conseguís que se la vaya poniendo en casa y nos vais informando. La verdad es que no puedo daros ningún consejo", - nos dijo la enfermera, esta vez en un tono mucho más comprensivo y amable. 
Y en eso estamos. Peleándonos por la noche para que se la ponga. Creo que el record está en 20 segundos. Esperemos que en no mucho tiempo esos 20 segundos se transformen en una noche entera...
Este es modelo que usa Quique.

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